Brenda Chávez fue detenida en un almacén donde cumplía con arresto domiciliario. El lugar funcionaba en un primer piso de un edificio del barrio Libertad: pasillos angostos, rejas y "campanas" en la vereda para asegurar su impunidad.
El almacén donde se secuestraron 800 envoltorios de cocaína se encuentra en el primer piso de un edificio del barrio Libertad que tiene un aspecto siniestro: con pasillos angostos, rejas en todas las ventanas y una puerta de ingreso siempre abierta custodiada por personas que ofician de campana para alertar la presencia de policías.
Brenda Chávez había sido detenida en febrero pasado por vender droga, en un operativo recordado porque se había demolido “El point del Gauchito“, ubicado en Brandsen al 9600.
El siniestro almacén desde donde vendían droga en un edificio 🎥
Brenda Chávez fue detenida donde cumplía con arresto domiciliario. El lugar funcionaba en un primer piso de un edificio del barrio Libertad con pasillos angostos, rejas y “campanas”.https://t.co/rN3QUrz3sH pic.twitter.com/p26CGUUrSC
— La Capital MdP (@lacapitalmdq) June 16, 2023
Como imputada en una casa por venta de droga, la Justicia le dio a Chávez el beneficio del arresto domiciliario y fijó como dirección de residencia Venezuela al 60, también en el barrio Libertad, y dio como “motivo” que desde allí podía también trabajar en un almacén que su familia tenía.
El arresto domiciliario y la pulsera electrónica no le impidió en lo absoluto a Brenda Chávez a volver a formar una red de venta de cocaína: sin incumplir con la medida, acopiaba en el almacén cocaína y la distribuía en, al menos, otros cinco puntos de venta en el barrio Libertad.
El almacén, tenía más aspecto de búnker que de comercio. Ubicado en un primer piso de un edificio, hacía prácticamente inaccesible su acceso a personas que no supieran del lugar. Con rejas en todas sus ventanas y puerta, la única forma de llegar era por la entrada principal del edificio, luego subir las escalares y atravesar un angosto pasillo.
Para los investigadores, toda esa estructura servía para asegurar la impunidad de la venta de drogas, además que las personas que se encontraban a toda hora fuera del edificio eran quienes autorizaban el ingreso a los extraños y, también, quienes alertaban de la presencia policial, para dar aviso ante cualquier situación “de riesgo”.
La única forma que tuvo la policía de acceder al almacén fue con dos efectivos de incógnito que simularon ser compradores de droga para no llamar la atención y acceder al lugar.